Esas personas felices, pero felices de verdad. Significa pues, que ver un amanecer, un atardecer, un arco iris, la brisa del mar resoplando por entre tus cabellos, las nubes blancas cogiendo formas caprichosamente desenfadadas, todas esas cosas, que aunque muchos piensen que es útopico, en realidad no lo es. Piensa por un momento que te quedan dos minutos de vida, cuando esos dos minutos pasen todo se habrá ido, pero en esos preciados minutos tu recordaras esos instantes importantes, el amor hacia otras personas, lo que has visto, lo que has vivido. Entonces el dinero, el materialismo, la clase social, la aceptación de los demás, las dietas, el agobio del trabajo... Todo eso y más quedará en un segundo plano. A veces tenemos que vernos en situación límite para apreciar lo que no apreciamos en vida... Sólo el dinero da la felicidad (eso es lo que piensan muchos), pero el dinero también ayuda (ayuda sólo a aquel que realmente lo usa sólo por lo que es, sólo es dinero, algo tangible), eso sí volveremos a los principios, pues cuando uno perece, algo nuevo nace, con nuevas ideas. Esta sociedad estratégicamente llena de envidia, rencor y transformación reportará cambios importantes, cambios que quizás muchos no veamos. Si somos un poco más felices, que el dinero y la sociedad no se interponga en nuestro camino.
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