miércoles, 12 de enero de 2011

El pez que se muerde la cola




Son las ocho de la mañana del 9 de Noviembre del 2007, la marejada se deja vislumbrar tras los primeros rayos de sol. Me pongo el traje, realizo los estiramientos diversos y me lanzo al mar. Las olas arrancaban con fuerza desde arriba, en la orillera, se ponía un poquito más hueca… Sorpresa, sorpresa… cuando en una de las olas, bajo agresivo, arranco como un cohete hacía la pared de la ola y de repente pego una frenada en seco, como si me hubiera chocado con una roca, del golpe, asustado recojo la tabla desde el invento y cuando le doy la vuelta me encuentro este pescado enganchado en una de las quillas… Es difícil, pero que muy difícil que se de un echo de esta manera, pero yo flipé más que ninguno, aunque los que fliparon de verdad fueron los pescadores que no daban crédito, pues todavía no habían cogido nada. Yo salí entre impresionado y… por la noche la cena fue pescado al horno con patatas. De testigo mi mujer...

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