sábado, 2 de abril de 2011

La primavera que respira.



Los discretos olores que dignifican la raza humana, perpetraron la resignación de los alérgicos. La inmensa luna que iluminó durante algunos días las pequeñas esquinas de ésta nuestra península ibérica reflejaron altruistas formas del cosmos y de la divina unidad. El pintor perfeccionista que día tras día, retrata toda su alma, todo su poder, toda su injusticia. Desde éstas líneas primaverales me surge dedicar un trozo de texto en blanco...





Es un minuto de silencio literario para el Japón y sus habitantes.La primavera ya llegó, nuestro querido invierno agoniza lento y sinuoso. No deja de susurrarme al oído... Volveré.

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